viernes, 27 de septiembre de 2013

Cine-crítica: Mud



Viernes, 27 de septiembre de 2013

ESTRENO

El fin de la inocencia en el río de la vida

MUD 
(2012) USA
Mud
Director: Jeff Nichols. (130 min.)



     Las grandes novelas de aventuras de clásicos como Mark Twain o Robert Louis Stevenson, con la infancia o adolescencia de por medio han nutrido de manera importante al cine. Suelen adentrarse en territorios pantanosos, en ese difícil intervalo entre la infancia y la edad adulta que ha dado pie a grandes relatos. La isla del tesoro (Victor Fleming, 1934), Las aventuras de Huckleberry Finn (Michael Curtiz, 1960) o Matar a un ruiseñor (Robert Mullighan, 1962) entre otras, son muestra de grandes traslaciones de la literatura juvenil a la gran pantalla.

     En el caso de Mud, el guión es original del director Jeff Nichols pero está claramente emparentado por aquellas grandes aventuras clásicas. Dos muchachos que van de exploración con una pequeña embarcación descubren en una pequeña isla del Mississippi a Mud (Matthew McConaughey), un fugitivo que ha cometido un delito por proteger a Juniper (Reese Witherspoon), el amor de su vida, y que además es buscado por los cazadores de recompensas. Mud solicita ayuda a los jóvenes en su plan para reunirse con Juniper y preparar su huída.

     La película juega con numerosas metáforas: el río, la lancha suspendida en el árbol, la isla o la casa de madera. Tiene muchos matices, y es de las películas que mejoran a medida que una vez la has visto, la piensas. Habla de temas tan sencillos y a la vez profundos que es como un cubo de rubik, pues no sabes por qué lado cogerla, para tratar aunque sea de manera superficial de poder analizarla. Mud no parece haber superado todos aquellos difíciles territorios pantanosos de la adolescencia, y se resiste a afrontar la realidad, con una coraza psicológica que le sirve de supervivencia en la isla pero le inhabilita vivir en el presente para así afrontar el futuro. Ellis (Tye Sheridan), quien toda su vida él con su familia ha vivido del río y en el río, literalmente, es de los dos jóvenes quien encuentra en Mud a alguien con quien compartir los sinsabores del amor adolescente no correspondido o el duro shock que supone la separación de sus padres.

     La otra vertiente de la historia son las conexiones sentimentales que tiene Mud fuera de la isla. Por un lado Juniper (Reese Witherspoon), la mujer de los sueños del protagonista, y por otro Tom Blankenship (Sam Shepard), un veterano de guerra al que se echa en falta que el guión hubiera desarrollado un poco más este interesante personaje. Como curiosidad, en este caso decir que el nombre de Tom Blankenship es un guiño más del director a Mark Twain, puesto que fue un amigo de la infancia del escritor y su fuente inspiración para crear el personaje literario de Huckleberry Finn en Las aventuras de Tom Sawyer (1876).

     Lo más logrado de Mud es ese contraste perfecto entre la calidez de la relación de amistad entre Mud y el joven Ellis y la crueldad que rodea a ambos en ese entorno hostil, como ya ocurriera en aquella obra maestra de Robert Mulligan titulada Matar a un ruiseñor entre el ya mítico personaje de Atticus Finch (Gregory Peck) y su hija de seis años Scout (Mary Badham), grandes historias que además dejan ese poso de enseñanza a los personajes y también al espectador.  En este caso cabe destacar a los dos actores protagonistas, tanto Matthew McConaughey, perfecto en su papel y definitivamente en el mejor momento de su carrera encadenando estos últimos años grandes actuaciones a través de distintos tipos de personajes en buenas películas, y el joven Tye Sheridan que tiene una magnífica actuación.

     El director por exigencias de la trama juega con el espectador en el último tercio del film a algo que no había hecho hasta entonces y esto perjudica algo el estupendo arranque, pero Jeff Nichols sale victorioso con uno de los mejores finales visto en el cine de los últimos años. Una película de aventuras con mayúsculas en la que era fácil caer en el topicazo, y muy al contrario, con Mud conectas de inmediato con una historia de dos amargos reversos, dos vidas que convergen en una isla, la de un adulto atrapado por un pasado del que no quiere ni sabe escapar, y la de un adolescente que deja atrás la inocencia de la infancia para siempre. (8/10)



     Fernando Rodríguez

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