sábado, 27 de julio de 2013

Cine-crítica: Star Trek: En la oscuridad . Una acrobática aventura del espacio

Sábado, 27 de julio de 2013

STAR TREK: EN LA OSCURIDAD


(2013) USA
Star Trek Into Darkness
Director: J.J. Abrams. (132 min.)

 

Ilustración de Rodolfo Reyes
     Desde que en 1966 y hasta 1969, Gene Roddenberry creó y puso en marcha la serie original de ciencia-ficción Star Trek para la cadena de televisión NBC, nadie sospechaba que se convertiría en lo que es ahora pues en su momento la serie estuvo a punto de cancelarse en varias ocasiones por sus bajas audiencias. No fue hasta la siguiente década cuando con su redifusión alcanzó la popularidad, dando lugar a otras cinco series para televisión y desde 1979 y con ésta entrega doce películas. Larga vida y prosperidad.


     En Star Trek: En la oscuridad la USS Enterprise regresa a la Tierra después de observar civilizaciones primitivas de otros planetas. Es cuando un despiadado ataque se produce contra la cúpula de la Federación en una instalación secreta en Londres sumiendo a la Flota Estelar en una profunda crisis. Desde ese momento Kirk tiene una cuenta personal pendiente de resolver llevándole hasta los confines de Kronos, el planeta natal de los Klingon en conflicto con la Tierra, para capturar a quien ha perpetrado tan trágico atentado.

     Es de agradecer que Paramount Pictures haya revitalizado esta saga espacial que parecía aletargada después de la era Picard (Patrick Stewart). Han conseguido de la mano de J.J. Abrams y los productores un bonito envoltorio para atraer a las salas de cine a millones de espectadores profanos en la materia trekkie, entre los que me incluyo, conjugando la espectacularidad que ofrece la tecnología actual con el respeto a la serie original, consiguiendo con ello despertar el interés por la saga de anteriores entregas en cine y televisión. Algunos puristas de Star Trek rechazarán con vehemencia desde su púlpito este sacrílego modo de aproximar a las masas un serial de culto de la ciencia-ficción. El problema lo tienen ellos.

     La última entrega de la nave USS Enterprise de James T. Kirk es un torbellino de sensaciones con no pocos aspectos dramáticos además de un inteligente entretenimiento, pero ante todo, es una gran película de aventuras del espacio. La principal diferencia entre esta película y su antecesora Star Trek (2009), es que esta va al fondo del asunto desde el primer minuto de la proyección, y aquella estaba algo lastrada debido a la obligada exposición de personajes y localizaciones que hacían en determinados momentos resentirse el ritmo de la por otra parte notable película.

     Siendo un absoluto desconocedor de su universo, percibes que cada elemento de la tripulación de la nave USS Enterprise, tenga más o menos protagonismo está bien dibujado, aspecto fundamental para comprender las acciones de cada uno de ellos, y eso es gracias al eficaz trabajo de los guionistas Alex Kurtzman y Roberto Orci que repiten en esta entrega, acompañados ahora por Damon Lindelof, creador junto a Abrams de Perdidos (Lost). Star Trek: En la oscuridad tiene una cualidad difícil de conseguir en el cine actual, un equilibrio asombroso entre la grandiosidad de las escenas de acción con el aspecto íntimo y emocional de los personajes que está ejemplarmente resuelto, y no exenta de buenas dosis de humor como en toda notable película de aventuras que se precie.

     La amistad entre dos personalidades opuestas es otro de los ejes argumentales de la película. Por un lado, Kirk, intuitivo y visceral que no duda en saltarse los protocolos si con ello cree que está en lo correcto, y por otro Spock, metódico, legalista y analítico hasta la exasperación evitando exteriorizar sus sentimientos como buen vulcano que es. En la película predecesora se nos presentaban ambos personajes de manera enfrentada. En esta confrontan pareceres y aúnan fuerzas para salvar aquello que quieren y en lo creen, aunque en la resolución de una determinada secuencia al director se le va la mano con el almíbar, único punto negativo del largometraje. Como consecuencia de ello, Spock tiene un comportamiento inesperado que le hace más humano, un acierto.

     Como ya ocurriera con su predecesora, la labor de casting que se ha hecho para esta renovada saga está muy bien ajustado con Kirk (Chris Pine), Spock (Zachary Quinto) y Uhura (Zoe Saldana) a la cabeza. Todos y cada uno de los componentes de la tripulación de la nave USS Enterprise están más que correctos, aunque me gustaría en este aspecto mencionar a quienes para mí destacan sobremanera. Scotty, el ingeniero jefe de la nave interpretado por el británico Simon Pegg, de una hilarante y espontánea comicidad que junto a su peculiar compañero, conforman una divertida pareja. Y Bones, el médico interpretado por el neozelandés Karl Urban, que está impecable en el papel de consejero y amigo de Kirk, siempre en un segundo plano, contenido pero no por ello menos divertido, sin florituras, pero de una ironía y humor de mucha altura.

     Capítulo aparte merece Benedict Cumberbatch en el papel de Khan, el villano de la función. El tipo sorprende por el magnetismo y vigorosa presencia que desprende en pantalla con sus grandiosas apariciones, devorando literalmente en escena con quien comparte plano, y viendo la versión original se aprecia que posee una grave y poderosísima voz. Ese chico que tiene legiones de fans gracias a la aclamada serie de tv Sherlock,  tiene un talento especial para la escena. Definitivamente es de la estirpe de esos grandes actores británicos de teatro clásico en los que siempre piensas como los John Gielgud, Alec Guinness o Michael Caine, palabras mayores.

     Con Star Trek: En la oscuridad lo ha pasado tan bien como cuando de niño pasaban por televisión El halcón y la flecha, con Burt Lancaster y Nick Cravat haciendo acrobacias. Pura diversión y disfrute. (8/10)


     Fernando Rodríguez

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